martes, 13 de febrero de 2007

Modelos de desarrollo, formas de producción y trabajo asociado


El tiempo en que el desarrollo se orientaba por pautas de un único modelo de crecimiento, característica especifica de economías indiferentes a los recursos del entorno, ha dejado paso a la diversidad de modalidades de desarrollo, una de cuyas condiciones más importantes es su vinculación con la gente y el territorio.
En este punto debe advertirse que los diseñadores de planeamientos estratégicos e industriales serán evaluados en la funcionalización que se convierte sin duda, en el indicador del grado de resolución integral alcanzado en el proceso de diseño y su aporte a una mejor calidad ambiental y de vida, armonizando función, tecnología y ambiente.
La mayor relevancia y protagonismo del espacio local se asocia a las economías locales basadas en la diversidad y dinamismo de la pequeña empresa y a la importancia y conservación de los recursos estratégicos que lo posibilitan.
Esta recuperación tiene su origen, unas veces en la descentralización productiva, en la nueva organización del proceso de producción basado en la división del trabajo entre empresas y la cooperación interempresarial; otras veces pero su origen, se encuentra en iniciativas empresariales locales.
Unas y otras, en cualquier caso, responden a la necesidad de diversificar la producción como aproximación a la variedad de los mercados. Por ello se hallan estrechamente ligadas a ese marco local, económico, social y cultural, hasta caracterizar la estructura productiva de esas economías.
La articulación y redes de empresas, el mercado local del trabajo, la innovación continua y la mayor y mejor cualificación del trabajo confieren un renovado protagonismo a las iniciativas empresariales de pequeña escala (Art.23 Ley 24.467).-
Igualmente se ha revalorizado en este proceso el papel del entorno como condición de los procesos económicos y de industrialización. Ha introducido en el análisis del desarrollo, muchas veces exclusivamente económico, el concepto espacial, entendido como la elevada interacción existente entre actividad económica y sistema de valores locales.
Ello conduce, por tanto, al entendimiento de una heterogeneidad de modelos locales de desarrollo, esto es, a la existencia de una diversidad de opciones a seguir y a la especificidad económica, cultural y social, como rasgos definitorios de esas modalidades de crecimiento, y ello, frente a la uniformidad que supo caracterizar el modelo de industrialización, desarrollo y crecimiento anterior.
El espacio local para el desarrollo, viene a ser el conjunto de interdependencias de orden productivo y sociocultural existentes en el ámbito local y microregional.
Sobre estas interdependencias se sustentan estrategias diferenciadas de desarrollo, de técnicas y organizaciones productivas diversificadas y de las diversas iniciativas autónomas de trabajo, como nuevos procesos económicos basados en los recursos, inversiones, iniciativas y creatividad local.
Todos ellos ponen de manifiesto la estrecha relación existente entre economía, entorno y empresariado local y regional como elementos estructurales de los sistemas productivos de pequeña escala actuales y las formas de innovación a ello asociados, potenciado este factor por una creciente concientización relativa al tema en cuestión.
Así, junto a la creciente imbricación productiva entre empresas locales y regionales, se suma la cada vez mayor diversidad y multiplicidad de actores económicos, la formación progresiva de un mercado del trabajo, una mayor capacitación profesional y las formas de innovación que ello supone; la emergencia de un mercado y, finalmente, la novedosa y creciente intervención de las instituciones (Vg.: municipios) en la economía local.
Aparecen todas ellas como otras tantas dimensiones estructurales de los modelos locales y regionales de desarrollo en formación y de su elevada incidencia en la organización productiva de tecnología flexible y pequeñas unidades de producción, ahora recuperadas.
Es que un genuino enfoque regional o de distrito para el desarrollo, requiere de una tecnología apropiada para que un puesto de trabajo resulte productivo dentro del entorno local y en consecuencia se adecue a un distrito formado por áreas rurales y pequeñas o medianas poblaciones.
Desde esa perspectiva, la nueva organización del sistema productivo torna relevante y otorga un renovado protagonismo a la pequeña empresa.
Ahora bien, la reestructuración productiva actual se basa en gran medida en el retorno de la pequeña empresa, entendida aquí como red de microempresas.
Se trata de una diversificación interna que sigue a la reorganización de las grandes unidades de producción, comercialización, tecnología y de servicios.
Es un proceso que requiere también, tierras suficientes como para constituir nuevos espacios productivos, dando lugar a una infraestructura de descentralización del desarrollo vinculado a la división del trabajo entre empresas.
Para más información: www.bioetica.org/colab13-a.htm

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