jueves, 1 de febrero de 2007

POLÍTICAS DE INCREMENTOS DE LA PRODUCTIVIDAD

Se pueden llevar adelante incrementando la calidad de los bienes que poseen los agentes económicos a los cuales deseemos beneficiar o que más nos sirvan para el desarrollo: en primer lugar a la propia persona, también aumentando la cantidad o calidad de los bienes complementarios o bien introduciendo cambios tecnológicos. Cada uno de ellos con su particularidad y sus peligros.
a. Inversiones en capital humano
Las inversiones en capital humano para los pobres deben ser masivas al comienzo del proceso de desarrollo y continuarse junto al devenir del mismo, yo considero que deben ser masivas para todo los habitantes siempre, la historia nos enseña que los pueblos que más han invertido en sí mismos son los pueblos más avanzados de la tierra y aquellos que dejaron de invertir de esta manera o bien desaparecieron o bien han quedado relegados, quizás haya que hacer estudios econométricos para efectuar las afirmaciones anteriores, pero apenas diferenciamos lo que significa productividad en cada civilización se nos despeja cualquier duda. ¿Que duda cabe que para la mayoría de los pueblos de la historia la productividad venía dada por la tecnología bélica?
Yo no creo que se deban efectuar inversiones particulares para los pobres, debemos dejar de enseñarles a ser pobres, en eso ellos son expertos, se les debe enseñar como ser ricos, no sólo a pescar, sino a saber cual pez pescar, como conservarlo, empaquetarlo y venderlo. Se les debe enseñar como asumir riesgos, como adquirir información, como efectuar análisis de costos alternativos, como eliminar ineficiencias X, en suma todo lo que también se les debe enseñar a los ricos de los países pobres. Son pocos los empresarios argentinos que estaban capacitados en estas técnicas en sus versiones modernas, sin embargo durante estos últimos años han debido ponerse al día y muchos lo han hecho. En el mundo moderno los capitales no suelen faltar, lo que suelen ser escasas son las muy buenas ideas, con las buenas ya no alcanza, el mundo está bastante abierto y es muy competitivo, al menos para los países pobres que no tienen cono defenderse al faltarles la organización, el volumen y la calidad de producción que los mercados internacionales demandan.
En nuestro país debemos bajar el precio de los estudios primarios para conseguir la eliminación del analfabetismo, bajar mucho el precio de los estudios secundarios para conseguir que la totalidad de la población menor de treinta años los curse, inclusive modificando los requisitos de manera tal de hacerlos más flexible en cuanto a oferta de especializaciones y bajar muchísimo el precio de los estudios universitarios para aumentar varias veces la proporción de argentinos que los concluye, aún si eso implica subdividir las carreras para otorgar títulos parciales con especializaciones específicas antes de los títulos finales.
Pero todo esto se puede dejar en una medida apreciable al mercado si se efectúa la redistribución en dinero que propongo. La educación tiene buena sensibilidad a los niveles de ingreso, la elasticidad ingreso de la educación es mayor que la unidad. ( )
Pero se nos presenta uno de los problemas más duros de resolver: si educamos a los habitantes del campo con tecnologías modernas, nunca van a poder competir con los grandes productores salvo en los bienes de gran necesidad de mano de obra: ajos, arándanos, etc., lo cual es bueno porque son bienes con buena demanda nacional e internacional, que necesitan poca tierra y cuyo equipamiento no es excesivamente caro, pero la organización de la producción para su venta es complicada y terminan los acopiadores quedándose con la parte del león al igual que pasa en los cultivos masivos con los productores pequeños: tarde o temprano se nos van a las zonas urbanas con trabajos más remunerativos, pero se nos despuebla el campo y con él las provincias alejadas de los grandes centros de población. Pero ¿existe algún valor presente o futuro proveniente de la ocupación territorial? No lo se. Me da la impresión que si abandonamos esos territorios las pérdidas en el largo plazo van a ser menores que los beneficios y si es así ¿hasta que precio debemos absorber socialmente para evitarlo? No tengo respuesta segura pero como alguna decisión se debe tomar, considero que si distribuimos en dinero las cifras que propongo ellas serán suficientes para mantener a la gente en su hábitat original.
Es importante también lo referente a la salud. En nuestro país la idea de los médicos de pies descalzo por supuesto que no tiene aplicación importante, se puede recurrir a ellos en determinados municipios pero no es grande la población que puede llegar a resolver sus problemas con ese tipo de recursos.
El establecimiento de clínicas móviles es un recurso poco explotado en nuestro país y que puede dar resultados muy interesantes en las zonas rurales e incluso en las zonas periféricas, pero la puesta a punto de los hospitales y demás infraestructura existente resolvería satisfactoriamente las necesidades del primer y segundo nivel de complejidad si estuviere acompañada de la distribución en efectivo propuesta, por más gratis que sea el sistema de salud existen gastos que se absorben en forma privada tales como la vivienda, vestimenta, comida, remedios básicos, transportes que hacen a la salud, disminuyendo la frecuencia de los requerimientos individuales al sistema sanitario que ninguna organización sanitaria puede resolver.
El agua potable y las cloacas son inversiones de primera incidencia sanitaria y muy cerca se encuentran la electricidad y el gas como elementos de mejora de la salud, estas son inversiones públicas o privadas pero que en el caso de los barrios o poblaciones pobres no pueden ser ni instaladas ni sostenidas por personas de muy bajos recursos, aquí también es importante para el crecimiento sostenido la política de ingresos.
A nadie escapa la incidencia de la salud sobre la productividad tanto en los días de trabajo perdidos por mala salud cuanto en el rendimiento cotidiano, condicionado por las condiciones de aprestamiento físico, mental y síquicos de los trabajadores malnutridos o con deficiencias en su nivel sanitario, bajo rendimiento en el aprendizaje, poca velocidad de movimientos, movimientos mal dirigidos, escasa resistencia, etc.

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